En una carta dirigida a los participantes de la Semana Nacional de Liturgia de Italia.
Sin embargo, el Cardenal señala que “Cuarenta años después de la publicación de la primera constitución Conciliar que abrió las puertas a la reforma litúrgica, es justo preguntarse qué ha significado la misma reforma litúrgica en la renovación de las comunidades cristianas, en qué condiciones la liturgia, reformada según las indicaciones del Concilio, es capaz de mediar entre la fe y la vida, de manera que forme creyentes capaces de ofrecer un testimonio evangélico coherente”.
“Al mismo tiempo, es útil preguntarse con claridad y sinceridad si la reforma ha mostrado eventualmente algún punto débil y dónde, y, sobre todo, cómo puede ser relanzada para el bien del pueblo cristiano”.
El desafío que hoy tiene la Iglesia por delante es el de «traducir la reforma en la vida del creyente, llamado a integrarse en la comunión que el Hijo quiere establecer con cada uno, comunión que celebramos constantemente en la liturgia».
El Cardenal señaló que la reforma litúrgica tiene que “traducida en la vida del creyente”, y explicó que “algunos principios de la Constitución (Sacrosantum Concilium) tal vez se puedan comprenden mejor y ser más fielmente aplicados”.
“Al respecto –agregó- sería útil analizar algunas temáticas específicas, por ejemplo, la relación entre creatividad y fidelidad, entre culto espiritual y vida, entre catequesis y celebración del Misterio, entre presidencia litúrgica y el papel de la Asamblea, entre formación en los seminarios y formación permanente de los sacerdotes”.
Fuente: AciPrensa.com
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